ANTIVACUNAS: fuera farsas
Tras el fallecimiento de una niña hace unos días por una meningitis C sin estar vacunada, no nos podemos quedar indiferentes. Sí, en el siglo actual hay gente que sigue defendiendo no vacunar, patético pero cierto.
Hoy tenemos el honor de leer a un gran profesional y amigo, Fernando Sánchez Perales, Jefe de Servicio de Pediatría del Hospital Universitario de Torrejón. Gracias Fernando.
Pues sí, no me voy a andar con paños calientes y en esta época hipócrita de lo «políticamente correcto», de la falsa «tolerancia», de la falsa «integración», mis palabras no van a gustar a muchos, pero me da igual. Cojan sus frascos de las sales, sus pastillas de valeriana («que no tiene contraindicaciones, que son de herbolario»…) o lo que ustedes quieran, pero aquellos padres que no vacunan a sus hijos son unos irresponsables y están provocando problemas de salud pública, a sus hijos, que no tienen la culpa de tener unos padres ignorantes y a los de los demás.
Quién nos iba a decir que el siglo XXI tuviera que asistir al rebrote de enfermedades, a muertes por difteria, por sarampión o más recientemente, a muerte por meningitis C, todas ellas prevenibles por vacunación.
Estoy harto de estúpidos que tuitean con el teléfono inteligente desde el sofá de su casa (de ladrillos, cemento, hormigón y otros materiales…, no desde una choza o una cueva) diciendo que lo natural es «que los niños pasen la enfermedad natural».
Señores y señoras, sin el avance de la medicina, sin el avance de la ciencia, nos moriríamos a los 30-40 de horribles infecciones, tumores y miles de enfermedades. Sin los descubrimientos científicos, la mortalidad infantil sería insoportable.
Si a cualquier padre de la Edad Media se les dijera que existe un remedio contra el tétanos, la difteria, la tosferina, el sarampión, la varicela, la mayoría de las meningitis bacterianas, etc., no se lo creerían. Y ahora, por culpa de insensatos, insolidarios, incultos e iletrados, nos vemos como médicos, asistiendo al terrible escenario de miles de casos de sarampión en toda Europa, a muertes por enfermedades prevenibles en niños que no fueron vacunados.
Según la OMS, en 2015 se produjeron 134 200 muertes por sarampión en todo el mundo y se estima que la vacunación entre 2000 y 2015 evitó unos 20 millones de muertes.
Gracias a las campañas intensas de vacunación en el continente americano se declaró oficialmente erradicado el sarampión en 2016 y mientras tanto en Europa: disfruten de lo no vacunado.
Sí, las vacunas tienen complicaciones, pero nada que ver ni en gravedad ni en número con las que produce la enfermedad natural. Por cada millón de dosis de vacuna, se producirá un caso de encefalitis (infección del cerebro), mientras que con la enfermedad natural, por cada millón de niños enfermos se producirán entre 1000-3000 encefalitis primaria, 1000 encefalitis posinfecciosas, 110 encefalitis esclerosante y 2000 muertes.
NO, las vacunas no producen autismo.
Las cantidades de metales (aluminio, mercurio, etc.) son despreciables e infinitamente menores que las que ingerimos con determinados alimentos.
NO, el sistema inmune no se sobrecarga por administrar varios antígenos de distintos virus o bacterias: afortunadamente, nuestra inmunidad lucha diariamente contra cientos de gérmenes y otras agresiones.
Así que, contra la enfermedad y frente a las conductas irresponsables en salud, siempre tendrán mi oposición más enérgica, mi intolerancia absoluta y mi falta de comprensión.
Fernando Sánchez Perales