Herpes zóster o la culebrilla

Como ya comentamos en el tema anterior, el herpes zoster (o culebrilla) está producido por el virus que produce la varicela.
Tras padecer la varicela, este virus se queda acantonado en ganglios nerviosos y cuando se reactiva da lugar al herpes zoster. ¿Por qué se reactiva? por bajada de defensas o por causas desconocidas.
Aparece a cualquier edad pero es más frecuente en adultos que en niños.
Puede aparecer en diferentes localizaciones (herpes ótico, oftálmico, torácico, abdominal…). En la infancia es más frecuente el torácico.

Herpes zóster: ¿Es contagioso?

El herpes zóster no se transmite pero el virus sí. Si una persona con herpes zoster contagia a otra que nunca ha tenido contacto con este virus, el cuadro que le produce es varicela.
El virus se transmite cuando la lesión está con ampollas, por contacto directo con ellas. Antes de que aparezcan las ampollas no contagia y cuando aparecen las costras tampoco.

Herpes zóster: ¿Cuáles son los síntomas?

– Dolor aunque por lo general en los niños es poco frecuente. Es más típico en los adultos.
– Escozor superficial u hormigueo en la zona incluso antes de que salga la lesión.
– Muy rara vez da fiebre o malestar general.
– Los ganglios cercanos a la lesión se pueden inflamar.
– Primero sale una zona roja sobre la piel, a las horas sobre esa zona aparecen granitos muy juntos que después se convierten en ampollas y después sale costra sobre ellas.
La evolución en niños es favorable sin complicaciones ni cicatriz. La recuperación es completa en 2-3 semanas. El dolor después de que la lesión haya desaparecido no suele ocurrir en niños, si existe puede tardar en desaparecer semanas.

Herpes zóster

Herpes zóster: ¿Cómo se diagnostica?

Igual que la varicela, viendo la lesión.

Herpes zóster: Tratamiento

En los niños suele curar sin tratamiento. Tu pediatra viendo la lesión decidirá si poner otro tratamiento o no.
Se puede aplicar en el herpes soluciones de sulfato de cobre o zinc al 1/1000 para evitar la sobreinfección.

Herpes zóster: Prevención

  • Mantener la lesión cubierta.
  • Evitar tocarse o rascarse.
  • Lavarse las manos con frecuencia.
  • Hasta que se formen las costras evitar el contacto con
    • mujeres embarazadas que no hayan pasado la varicela ni se hayan puesto la vacuna
    • personas con defensas bajas
    • bebés prematuros

Anabel Cristina de la Torre – Pediatra

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